NO PRESTES TU CELULAR

El día 23 de mayo de 2018, tres días después de la farsa, inescrupulosa, irrespetuosa, insultante e infame proceso electoral realizado por el régimen totalitario que controla mi país (Venezuela), fuí a clases en mi universidad y perdí mi celular.

Relato:

Ese fatídico día entraba a clases a eso de las 8:20 am, y por causas del insomnio o tanta recepción de la luz artificial de mi celular, desperté tarde; me levanté como un loco queriendo hacer todo rápido y así poder lograr llegar temprano, tomé mi celular y me lo lleve a media carga, lo envolví en una media y lo puse entre el pantalón y mi espalda (donde va el cinturón), lo suelo llevar así por causas de la inseguridad en el país. salgo corriendo de mi habitación a la cocina, a ver que logro comer, la noche anterior había dejado 2 panqueques en la nevera que me sobraron de mi cena, los había comido con queso, y como padezco de cálculos en los riñones decidí no volver a comer queso ese día, pero no tenia nada más que pudiera ser rápido, así que me fui sin comer. salgo de la casa y emprendo la caminata hacia mi universidad, si, caminata, en mi  país también hay problemas de transporte, a demás de ello problemas de efectivo (cash) así que preferimos caminar para no pasar malos ratos (Arrechera).

En la universidad, resulta que el profesor no había llegado y  envió un mensaje al grupo de whatssapp que yo no logre leer antes de salir de casa, decía que: probablemente no podía dar clases por que aún se encontraba en la cola de gasolina para abastecer su vehículo de combustible, si, también hay problemas de combustible en el país. así que me senté a esperar la siguiente materia, mientras eso sucedía una de mis amigas me pide prestado el celular, y si eres venezolano ya sabrás para que me lo pidió, si, para tomarse fotos, se lo presté, igual no estaba haciendo nada con él, al cabo de unos 40 minutos de espera y 329 fotos después, mi celular pide batería, se descarga y se le apaga en la mano a mi amiga, yo no había traído mi cargador, ella si trajo el suyo, se ofreció a ponerme a cargar mi celular con su cargador, exactamente debajo de la pizarra hay un tomacorriente, allí lo puso.

Al terminar la clase a eso de las 11:50 am, guardo mis cosas y salgo del salón, comienza a darme hambre (recuerden que no desayuné), así que voy corriendo a casa a ver qué como, llego, saco mis panqueques y me los como con un homelet de huevo, entro a mi habitación a lavarme los dientes, decidí ir a enviarle un whattsap a mi madre que no se encontraba en el país, y yo entro en crisis, ¡Coño, mi celular! recuerdo que quedó cargando en mi salón de clases, salgo corriendo de vuelta a la universidad, y cuando llego no está, pregunté a mis compañeros, ninguno sabía, se ha ido sin dejar rastros, ni siquiera las cámaras de seguridad logran captar la entrada de mi salón.

Quiero contarles que ya me han robado 4 veces en la ciudad de San Cristóbal (Ciudad Cordial), pero a diferencia de las 4 anteriores ésta no fue un robo, fue mi culpa, lo olvidé, era mi responsabilidad estar pendiente. lo que más me mortifica es que es algo que pude haber evitado, es decir, los otros robos son circunstancialmente inevitables, por que son factores ajenos a ti, cuando te llega un maleante a robar con una pistola es algo que tu no pediste, no lo pudiste evitar, en mi caso es algo que si pude haber evitado.

Para los curiosos, mi celular era un Samsung Galaxy S5 de color dorado, un poco viejo para la época, pero a diferencia de otros países, en Venezuela para volverlo a adquirir, necesitaría 60 sueldos mínimos, es decir, trabajar durante 5 años. y en mi condición de estudiante dudo poder hacerlo. más allá de mi dolor, al ser mi celular un artefacto inherente para la continuación de mi vida, sobre todo porque pertenezco a la generación Y, me indigna el hecho de tener que vivir en un país donde reina la impunidad y la anarquía, sien embargo, es donde nací, y amo este lugar, solo quisiera que todo cambiase para bien.

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